Una Cita por el Parque (Privado)

Era un día especialmente precioso. Brillante y claro, a pesar de las nubes blancas que cubrían los cielos. Había dejado de nevar hace poco, y un manto blanco estaba expandido sobre el suelo, adornando a los árboles y techos de las pintorescas casas de aquella zona de la ciudad.

Sentado en una banca, a un lado del sendero principal del parque, se encontraba el peliazul. Estaba a la espera de su...emm.. n-novio? Si mas no recordaba asi llamaban los humanos a este tipo de relacion, aunque no estaba del todo seguro, luego tendría que preguntarle al pequeño...

Sus dedos tamborileaban sobre su pierna, un poco incómodos por los guantes que llevaba puestos sin aparente necesidad. A su lado tenía una bolsa blanca no muy grande, a la que le echaba un ojo de vez en cuando. No lo ocultaba, de veras estaba un poco nervioso por ser esta su primera cita.. y no era con cualquier persona. Exhaló aire, tratando de relajarse y buscando entre las familias y otras parejas que habían en el parque algún rasgo que le resultara familiar.

Sonrió feliz al ver el hermoso día que se presentaba a través de la ventana de su habitación, sonrojándose suavemente al recordar la cita que había pactado con el peliazul, alegrándose de que les hubiera tocado un día tan bonito. Luego de haberse cambiado, poniéndose un grueso jersey color beige, se dirigió a la plaza a paso rápido ya que se le estaba haciendo tarde y no quería hacer esperar al mayor.

Suspiró algo aliviado al llegar al parque, entrando a este por uno de los senderos principales, localizando a Kaito no mucho después. En su rostro apareció una pequeña sonrisa algo traviesa y dio un rodeó acercándose a su cita por la espalda, pasándole los brazos alrededor del cuello por sorpresa mientras le dejaba un pequeño beso en la mejilla

-¿Esperaste mucho? -Le miró con una dulce sonrisa

No pudo evitar sobresaltarse al sentir como lo rodeaban. No fue sino al escuchar la familiar voz del rubio cuando sonrió. Volteó el rostro para devolverle el beso y responderle:

-No mucho, pequeño~- Sonrie y se pone de pie, acercándose al menor. Lo carga en sus brazos y acerca su frente a la de él, dandole un tierno beso esquimal.

-Lo importante es que ya estés aquí~

Rió suavemente al notar el susto que se había llevado el peliazul, sonrojándose suavemente al sentir ese frío toque que le hizo estremecerse. Paso sus brazos alrededor del cuello del mayor

-Me alegro...Pensé que ya se me había echo tarde- Le rodea la cintura con sus piernas, frotando suavemente su nariz con la del mayor, para luego robarle un pequeño beso, notando aquella bolsa

-¿Que es?- Preguntó, mirando con curiosidad