Reunión de organización

Estaba en la sala que habían pedido hace mucho, esperando pacientemente a que "madre" llegara, por supuesto estaba sentado "principescamente" y elegantemente a la orilla de una elegante mesa, bebiendo con cuidado un fino té. que era mas adorno que otra cosa debido a su condición vampirica.
Sonreia delicadamente como era lo adecuado en todo un caballero como él, debía esperar con frescura y sobriedad a que llegara su compañía, y así planificar juntos el evento *aunque en realidad todo lo hiciera el otro*.
Eso era lo que esperaba, mientras parsimoniosamente, con la mas grandes de las calmas seguía en la labor de beber aquel té, que era de los mejores y sin embargo le sabía tan insípido junto al sabor de su verdadera comida.

El joven de ojos negros abrió la puerta de la sala en la que tenía que reunirse con Tamaki. Realmente, no esperaba que el otro ya estuviera allí.

-Oh, buenos días -Le saludó desde la puerta. Entró en la habitación y la cerró, para luego coger una silla y sentarse no muy lejos del rubio-. No esperaba que llegases tan temprano... -Abrió su libreta y sacó un bolígrafo, listo para comenzar a apuntar todo lo que el rubio le dijese y, al mismo tiempo, calcular el coste de todo-. Bueno... ¿por dónde empezamos?

Sonrió plácidamente, dejando la taza de té delicadamente sobre la mesa...
-¿No crees que es sumamente bello Kyouya?... Nosotros, dos criaturas perfectas de la creación del mundo, reuniéndonos para tratar de llenar de luz los corazones ilusos de los adorables alumnos de esta academia... Oh, que conmovedor es ser perfecto por dentro y por fuera- habló con voz melosa llevando luego una mano a su sien, en un dramático gesto de sumisión.
-Pues claramente empezaremos por el principio querido amigo- dijo dirigiéndole una mirada de "inteligencia" mientras ponía unos lentes de adorno sobre sus ojos, en realidad él no tenía idea de por donde empezar.
-Pensé que sería bueno usarlos, así combinamos- dijo respecto a los lentes, sonriendo alegremente, mientras apoyaba sus codos en la mesa y su mentón sobre sus manos, verdaderamente disfrutaba de cada minuto con "mamá" a pesar de ser tan silencioso, había algo en Kyouya que lo llenaba ya con su simple presencia.

Observó las exageraciones del otro y escuchó sus comentarios. Había que admitir que adoraba esa faceta del vampiro. Sonrió ligeramente al oír su respuesta. Era obvio...

-No sabes por donde empezar -Comentó divertido. Miró las lentes que sacó luego el otro-. ¿Combinamos? Si tu lo dices...

Dejó la libreta en la mesa, dejando ver solo una página en blanco.

-Había pensado algo para la decoración... Dijiste que querías algo estilo del siglo pasado, así que he buscado ropa y escenarios humanos de esa época... Bueno, supongo que tú deberías saber más que mi información sobre eso, ya que viviste esa época, aunque fuera como humano... -Pasó las páginas de la libreta, buscando las fotos que había conseguido. Encontró un vestido de los años 20, hombres peinándose al estilo de los años 40 y un grupo de gente con el pelo afro de los 80.

Fue a pasar la página para mostrarle los coches, aunque esta parecía haberse pegado a la anterior. Agarró la página por la parte de detrás y posó un dedo para pasarla, aunque tuvo que hacer algo de fuerza para mostrar la foto de un Gran Torino en la libreta.

En un momento, el de ojos negros dejó de prestarle atención a la hoja, al darse cuenta de que había dejado una mancha roja, brillante, sobre uno de los faros del coche. Fue entonces cuando se percató de la sangre que caía de su dedo índice y de la herida que cruzaba casi la mitad de este, dejando el dedo rojo y goteando en la fotografía.

Quedó paralizado un momento, observando su dedo sangrante. Rápidamente, giró su cabeza hacia su mejor amigo, el vampiro que tenía a escasos centímetros.

Sonrió casi de manera boba mientras se acercaba al otro,soltando un risilla cuando este adivinó que no sabía de done empezar, lo conocía tan bien....
Ultimamente le pasaban cosas extrañas cada vez que estaba con el, su corazón se agitaba un poco y de pronto era inmensamente feliz, no entendía o no quería entender mucho de eso, sobre todo ante la duda de que su pragmático amigo le rechazase.
Le miró sonriendo ahora de forma más leve mientras cavilaba sobre esos asuntos, también pensaba, claro.. En las cosas que este le decía...
¿Como vestimenta y ambientación?
El había pensado algo al viejo estilo francés, o como los hermosos bailes de Viena que alguna vez se hicieron, no era que el hubiera vivido mucho tiempo atrás...Tampoco era tan viejo, infló una mejilla creyendo ser tomado por una especie de anciano o algo así.
Se distrajo de la insinuación observando atento cada gesto de su compañero, en momentos como ese agradecía tener unos sentidos varias veces más finos de los normales... Así podía sentir mejor su suave tacto, ver cada detalle oculto en sus ojos o en su nívea piel, escuchar su voz aun a la distancia... Degustar mejor el aroma de su fragante sangre... Un momento ¿degustar el aroma de su sangre?
Abrió los ojos con sorpresa, descubriendo enseguida un pequeño corte en la mano de su amigo,tragó saliva compulsivamente, pues su boca de pronto se había secado e inmediatamente dejó de respirar.
Sintió la mirada de Kyouya también sobre el y se apresuró a poner una mano sobre su boca, pues sus colmillos crecían y comenzaban a ser visibles.

Tenía que hacer algo antes de morderle, porque aunque siendo un demonio Kyouya no lo mataría... Para un vampiro, morder era similar a tener sexo... Y hacerle algo tan privado...
Se sonrojó de solo pensarlo mientras separaba con precipitación y retrocedía un par de pasos...

-Kyouya... Tu dedo- apuntó en un hilo de voz de forma innecesaria, con voz ahogada, puesto que había dejado de respirar hace un rato.

Observó el otro del otro. Sabía muy bien lo que le ocurría a un vampiro como Tamaki al oler la sangre tan cerca a él. Ahora su boca se secará y tratará de tragar saliva... Adivinó. Contendrá la respiración y sus colmillos comenzarán a crecer... Efectivamente, pudo notar como el volumen de los colmillos del vampiro comenzaban a crecer bajo su mano.

Se quedó en blanco, estaba paralizado. Aunque no era exactamente miedo lo que sentía. Sabía que para los vampiros, morder a una presa, alimentarse, era algo similar a tener sexo... Así que no podía dejar que Tamaki le mordiese, ¿verdad? Aunque no podía evitar pensar... ¡Espera! ¿¡En qué pensaba!? ¡¡No era momento para eso!!

-Ah... -Al darse cuenta de que el otro señalaba su dedo, fue rápidamente a buscar algo con la mirada para retener la sangre. Sacó de su bolsillo un pañuelo y se lo puso al rededor del dedo, aunque no tardó en aparecer una pequeña mancha roja en a tela. Se alejó del rubio, no por miedo, sino para intentar no hacerle tan difícil resistirse al olor de su sangre-. Tamaki, iré a buscar... algo... -Dijo, alejándose un poco hacia la puerta. Él era un demonio, la herida debería haber cerrado enseguida. ¿Por qué seguía cayendo la sangre?

Su conciencia se borraba con lentitud, desapareciendo poco a poco y sentía que Kyouya se movía demasiado lento, ¿porque simplemente no se había teletransportado o algo así a otra parte? por ultimo correr tampoco estaría mal... Pero ahí estaba, demasiado cerca mientras sus ojos se volvían carmesís y su conciencia terminaba de desaparecer.
Fue visto y no visto, en un momento Tamaki estaba ala otro lado de la habitación tapando su boca y conteniendo la respiración, y al siguiente estaba junto a Kyouya acorralándole y lamiendo su dedo con lascivia...
-No te vayas..- susurró con voz ronca, mientras relamía sus labios.

Cierto... ¿Cómo podía haber olvidado algo tan básico? Como demonio que era, podría haberse teletransportado, o al menos dirigirse a la puerta con más velocidad... Pero el otro le distrajo y solo le permitió caminar. Pero calló en la cuenta demasiado tarde, al notar que los ojos del vampiro, ojos que el moreno no podía dejar de mirar fijamente, se volvían completamente carmesís, un color igual de brillante a la sangre que caía del dedo del demonio.

Se sintió acorralado, notando la ágil lengua del vampiro succionando la sangre de su dedo. No debaja de mirarle a los ojos, tragando saliva. No era miedo lo que sentía, simplemente nunca había visto a su rubio amigo de aquella forma en la que ahora se mostraba... Al menos, no hacia él.

-T... Tamaki... -Murmuró, intentando apartar la mano de la boca del de ojos rojos-. Tamaki, déjame salir... -Volvió a tragar saliva. Por enorme que fuera la inteligencia del demonio... le habían enseñado como escapar de un vampiro sediento de tu sangre, pero jamás había leído en ningún libro, ni escuchado de ninguna persona, que debes hacer si el vampiro sediento de sangre resulta ser uno de tus únicos, el más preciado de tus amigos... Y, por qué no decirlo, la persona con la que últimamente tu oscuro corazón parece iluminarse y latir con fuerza.

El vampiro se estremeció, loco de deseo de probar aquella sangre, en aquel momento todo y lo único que visualizaban sus azules orbes era el color carmesí, todo era carmesí como la sangre que tanto deseaba, como sus ojos en ese momento...
Le dedicó una fiera mirada a Kyouya, dispuesto a ignorar completamente los deseos de su presa, mas... ¿Que vio en sus ojos que de pronto el mas extraño pinchazo de conciencia vino a él?... El vampiro gruñó, no quería saber que tenía que apartarse de tan deliciosa sangre, no quería saber que eso que tanto deseaba estaba mal... El quería actuar y ya...pero ¡Argh! maldita conciencia no dejaba que hiciera nada...
Con una expresión atormentada y cual criatura apaleada, Tamaki se apartó de kyouya como si fuera una peste, con muchísimo esfuerzo dándole espacio para escapar... Le estaba doliendo y su parte sedienta se retorcía haciéndole daño, pero el tenía que dejar escapar a su amigo...eso no estaba bien.
Se agarró con fuerza a la cortina mientras hacía un gesto brusco para que el otro se largara ya...

Observó como el otro se apartaba, ligeramente asombrado por que el otro hubiera conseguido recuperar la consciencia suficiente como para hacerlo. Sabía que tendría que haber sido un enorme esfuerzo para el otro, y no debía hacer que fuera en vano. Muy bien, decidió que sería mejor teletransportarse fuera del pasillo y luego ir rápidamente, no quería arriesgarse a hacer ningún movimiento innecesario, o puede que su suerte con el vampiro se acabase. Una, dos... ¿qué?

Una ligera, ligerísima muestra de sorpresa y temor aparecieron en el rostro del de ojos negros durante un momento. Seguía allí, en el aula, observando los ojos rojos como rubíes del rubio. ¿Por qué? Acababa de... ¿Por qué seguía ahí? No podía dejar de observar fijamente los orbes del vampiro. Durante un momento, sintió como si los papeles se intercambiasen. Sintió que era él el que tenía que controlar unos desbordantes deseos de tirarse sobre él. ¿Qué demonios...?

¿Por qué no había podido teletransportarse? ¿La pérdida de sangre? Tampoco había sido tan grabe... Cerró levemente un ojo al sentir como la herida cerraba en su dedo a buenas horas... Pero siguió observando al vampiro, dirigiendo su mirada directamente a los ojos rojos...

Casi sin entender por qué, avanzó un paso hacia Tamaki. Paró. Dio otro paso. Volvió a parar. Dos pasos. Paró. Tres pasos. Paró. Dos pasos... Y se encontró a escasos centímetros del rubio, pocos segundos antes de juntar sus labios y besarle mientras sontenía su cabeza entre sus manos.

Casi sintió como ondulaciones en el aire el momento en el que cambió el ambiente de la sala, fue sorprendente... Paso a ser del hambriento cazador a la acorralada victima.
Podía sentir la confusión de Kyouya en el aroma que flotaba en el aire, juntándose con su confusión propia ¿porque no se iba?...¡Tenía que largarse ya! ¿es que no comprendía?
Intentó alejarse más, pero ya la sala no se lo permitía, tampoco podía escapar, debido a que su control sobre la bestia que le habitaba era realmente precario. ¿Que haría entonces? no podía escapar, no podía alejarse... y Kyouya no se iba.
Era cosa de tiempo que la escasa barrera que había logrado poner con gran esfuerzo se esfumara, aun más atónito estuvo al verle acercarse... ¿que hacía?
No tenía palabras, puesto que el deseo y el calor de su cuerpo en aumento le impedían si quiera pensar con algo de coherencia, peor fue el caso y perdió completamente la cabeza al sentir los cálidos labios del otro sobre los suyos.
De primera instancia abrió los ojos desmesuradamente, sonrojándose a pesar de todo, sin entender muy bien como era que ese contacto se sentía tan bien, y mucho menos entender porque Kyouya hacía eso con él...
No obstante no demoraron mucho en tomar el control sus instintos, haciéndole agarrarse al cuello de Kyouya con necesidad soltando un gemido bajo a la vez que se acercaba más para devorar su boca, en una necesidad distinta a la anterior, pero igual de urgente...

Pudo sentir las manos del vampiro en su cuello. A pesar de que el otro era unos centímetros más alto que él, el demonio se sentía capaz de dominar a la bestia. Una parte de su ego pensaba que, en realidad, no era tan difícil hacerse el control sobre un vampiro en un estado como estaba el rubio. Abrió más los labios en respuesta de aquella reacción del rubio. Llevó su lengua a invadir la boca del contrario, pero no con la brutalidad con la que este lo hacía. Su beso era como el reproche de una madre diciéndole a su hijo que si pinta el dibujo tan rápido, acabará saliéndose y pintando los muebles, modelando la devoración que hacía el otro en su boca, intentando conventirla en un beso tierno.

Y es que, era extraño. Si había algo que odiaba el demonio, aunque no hubiera nadie que pudiera hacerlo, era que alguien 'leyese' su corazón, supiera qué estaba sintiendo a cada momento. Qué sentía cuando mentía, qué sentía cuando hablaba con la gente, qué sentía cada vez que veía a Tamaki... Sin embargo, en aquél beso, era como si quisiera transmitir todo lo que su corazón guardaba. O, tal vez, el demonio no lo quisiera, si no su propio corazón, que no atendía a la consciencia.

Con su dedo pulgar, acarició levemente la fría, pálida, pero al mismo tiempo extrañamante reconfortante piel que caracterizaba a los vampiros. Podía sentir aquellos largos colmillos, los examinaba con la lengua dentro del beso, sabiendo que estaba tratando con algo peligroso. Pero, en cierto modo, le gustaba ese 'peligro'.

Pasó una mano, de la mejilla al pecho del rubio, planteándose si sería buena idea separarse ahora. Tenía curiosidad por contemplar el rostro del otro después de aquel beso, oír su reacción, y a lo mejor reirse un poco de ella. Pero, al mismo tiempo, deseaba continuar aquel tierno juego de labios y lenguas, algo que jamás había imaginado que podría hacer realmente con el otro.


(post de relleno powah~)

Seguía el beso de manera apasionada, aunque un poco más lento que anteriormente, siempre bajo el ritmo que marcaba Kyouya. Si bien gran parte de su mente seguía embotada con el frenesí de la lujuria de sangre, su otra parte ya estaba lo suficientemente consciente para plantearse la siguiente pregunta ¿Qué rayos estaban haciendo?...Estaba besando a su mejor amigo de toda la vida, que no sólo no había mostrado nunca antes indicios de quererle a el, si no que ni siquiera era una relación "normal"... Ambos eran hombres, y aunque Tamaki había decidido hace tiempo ya que las mujeres le aburrían, tampoco lo había intentado nunca con un hombre.
Era como mínimo impactante que aquello estuviera pasando con Kyouya, el suceso le tenía atónito... Pero ya era beligerante el hecho de que aquello no sólo estuviera sucediendo, si no que además... Le agradara y mucho, que su corazón latiera apresurado dentro de su pecho, y su respiración se agitara de la pura emoción...
Era sorprendente, impactante... y Preocupante, porque mientras más consciente era de cuanto le agradaba aquello, más consiente era también de como aumentaban en cada gesto sus deseos de morderle, enterrar sus colmillos en aquel esbelto cuello, y probar la de seguro, sabrosa sangre que corría por aquellas venas.
Pero sabía lo intenso que era ese acto, y aun más... ahora que sentía tanto con un simple beso, no era difícil suponer en donde terminaría aquello...
...Sexo...
¿De verdad quería tener eso con su amigo? o más importante ¿Querría Kyouya hacer eso con el?...todavia nisiquiera sabía porque le había besado, si había sido un arrebato del momento, o quizas un intento de que olvidara la sangre. O inclusive, si sentía algo por el.. como el empezaba a descubrir que sentía algo por su amigo.

Aquellos pensamientos revoloteaban en su mente, confundiéndole... mas, no fue necesario que tomara una decisión, mucho podría pensar él... Sobre lo que era y no era correcto, Pero finalmente sería su cuerpo el que tomara la decisión... Mientras aquel ardiente beso se diluía y sus labios se deslizaban por el resio mentón, hasta llegar al cuello... olfateándolo y lamiéndolo... Degustándolo, antes de que lenta...muy lentamente sus dientes se hundieran en el cuello de su amigo, llenándolos de un placer repentino e indescriptible a ambos.
Tamaki, lamió y succionó sensualmente, mientras nuevamente dejaba sus pensamientos atrás para hundirse en las sensaciones del cuerpo.

Solo se separaba unos milímetros para tomar aire, no estaba dispuesto a dejar que el vampiro tomase su cuello... Pasó su mano del pecho a la cintura, deleitándose con cada centímetro del otro sobre la tela de la ropa, mientras con el brazo izquierdo acorralaba al vampiro contra la pared. Una pizca de lujuria comenzaba a llenar al de ojos negros, pero... ¿se arriesgaría al peligro de hacerlo con su mejor amigo? A lo mejor era ese sentimiento de tener el peligro en tus labios lo que aumentaba el querer llegar a más... O a lo mejor era el peligro de perder la amistad con el rubio, de no poder mirarle de nuevo a la cara sin que el otro se incomodase, lo que hacía retroceder a su mente.

Un miedo desconocido se posó en él cuando sintió al vampiro salir de su boca, haciéndole abrir los ojos de golpe, para sentir los rubios cabellos del otro y la boca de este sobre su garganta.

-T...Tamaki... -Murmuró, intentando en vano apartar al otro de su cuerpo. No, realmente no quería esto... no lo quería, ¿verdad?-. Tamaki, no...

Pero sus palabras se vieron ahogada de golpe, por el súbito placer que inundó su cuerpo. No, no podía permitirlo... Pero el placer era tan grande... y podría decir que eso era lo que había esperado durante mucho tiempo. Simplemente dejó salir un gemido, agarrándose fuertemente a la cintura del otro con las dos manos, fuertemente, dejándose llevar por el placer. No quería que Tamaki se pasase al beber su sangre, comenzaba a sentirse débil... Pero bajo ninguna circunstancia dejaría que el placer terminase en aquél momento.

Su respiración agitada, el pulso de su corazón, sus sentimientos, sus pensamientos, su cuerpo, su alma... Nada tenía sentido en aquel momento, sólo estaba el y Kyouya en un mundo vacío, sin sueños, sin ilusiones, sin decepciones... Sólo deseo, deseo abrazador que quemaba aquella alma ya inexistente en aquel hueco que representaba un corazón de piedra un corazón de vampiro en su pecho.
Apasionado, siguió bebiendo aquella fuente, mas, pronto tuvo que refrenarse a si mismo si seguía bebiendo podría matar a Kyouya, y había otras cosas en mente como para matarle.
Se separó con no poco esfuerzo, y le miró con la respiración agitada y aun con sus candentes ojos rojos... volvió a besarle casi sin aguantar ya las ansias, queriendo devorarle sin sentido ni razón.

(siento el post faiiil x'D)

(Si es geniaal *-* *se roba a Tamaki*)

Sintió como el otro se separaba con un suspiro, miró fijamente sus ojos rojos, con un aire desafiante, a través de las gafas, como si quisiera comunicarle algo con la mirada, a lo mejor un "te amo" de lo más cursi, o un "sé mio" de lo más pasional. Aunque casi no le dio tiempo a reaccionar, ya que rápidamente se vio de nuevo en un apasionado beso con el otro. Atacó su boca con su lengua, usando sus brazos para lanzarle contra la pared, acorrarándolo fuertemente.

No quería que el ambiente de hacía unos segundos se desvaneciese, así que llevó una mano al pecho del rubio. Se dedicó a desabrochar su camisa, ansioso por tener contacto con aquel cuerpo.

Solo se separó un momento para volver a mirarle. Suponía que el vampiro no sería muy consciente de lo que hiciera ahora, por eso estaban haciendo lo que estaban haciendo, ¿no?

-Te amo, Tamaki -Murmuró, para luego besarle de nuevo con la misma pasión.

A medida que transcurría el tiempo, el frenesí de sangre pasaba, dejando sólo excitación y ahora una inseguridad en aumento, ya no se sntía impulsivo y caliente.
Se sentía necesitado y avergonzado, no podía creer lo que hacía con su mejor amigo, pero sentía que ya no podía parar... Había pasado completamente a la posición de dominado y sabía que dejaría que Kyouya hiciera lo que quisiera con el (eaa 1313)
Aprovechó el manifestar sus inseguridades cuando tomaron un espacio para respirar.
-¿N-nosotros vamos a hacerlo? - preguntó en voz muy bajita y vacilante, aferrandose a Kyouya y mirandole de una forma que quedara bien claro, que el realmente no tenía nada en contra de ello.

Una pequeña sonrisa cruzó sus labios al oír aquella voz en poco volumen... como si no supiera la respuesta. Terminó de desabrochar la camisa del vampiro e hizo que pasase por sus brazos, cayendo al suelo.

-Parece que no supieras que sí -Murmuró lentamente, rozando el oído del rubio con sus humedecidos labios-. Te comportas como una chica virgen, Tamaki -Dio un pequeño lametón a la oreja del contrario, saboreando con su húmeda lengua la candente piel del otro.

Una de sus manos tomó la muñeca del contrario, haciendo que la posase contra la pared y acercando más sus cuerpos al mover las piernas unos pequeños pasos. Con la diestra, se dedicó a divertirse con el pantalón de su amigo, aunque de vez en cuando subía los dedos para estimularle los pezones con los dedos. Mientras tanto, su boca imitaba lo movimientos que había echo Tamaki sobre su cuello, lamiéndolo, chupándolo, y dejando pequeños rastros de mordidas.